domingo, 6 de febrero de 2011

El chovinismo francés está dejando de ser un tópico

Guillermo Esteban

El histórico nacionalismo francés es mundialmente conocido. Numerosas personalidades galas reconocidas a nivel internacional han mostrado, desde hace siglos, un orgullo patrio muy característico de este país europeo. Podemos abarcar un gran espectro de ejemplos que van desde Napoleón Bonaparte hasta el prestigioso escritor Víctor Hugo, pasando por Robespierre y Voltaire, entre muchos otros. Todos ellos defendían de diversas formas un cierto nacionalismo francés, o imperialismo, o exaltación de la patria, o nacionalismo cultural, etc.

Con lo anterior queda en evidencia que la actual problemática que sufre Francia viene de lejos. Es importante aclarar que existen diferentes modelos de nacionalismo; así, podemos hablar de nacionalismo independentista o soberanista (como por ejemplo el vasco o el catalán), nacionalismo imperialista (el practicado en la Francia de Bonaparte) y otro tipo de nacionalismo que bien podríamos calificarlo de estatalista o de defensa frente a lo externo, que es el caso francés actual y que a continuación vamos a analizar.

El país galo siempre se ha caracterizado por la gran afluencia de inmigrantes de las más variopintas naciones del mundo. Especialmente el norte de Francia, y por supuesto París, han albergado desde hace décadas a personas provenientes de otras partes del mundo.

Sin embargo, el Estado francés ha adoptado, ya desde los tiempos de la Revolución, un modelo centralista. El problema no sólo radica en los inmigrantes procedentes de otros países, pues existen conflictos internos de carácter independentista, así los corsos, la Bretaña francesa, el País Vasco del norte (Iparralde) o la Cerdaña, son algunos ejemplos de reivindicación soberanista, autonomista, etc. Todos ellos han sido históricamente desoídos por un Estado galo que con sus principios jacobinos, negaban cualquier alteración del orden territorial establecido.

Pero el principal conflicto no se haya en los desencuentros internos, sino en la inmigración del exterior. Aunque ya se preveían altercados desde hacía tiempo, las alarmas saltaron en el 2005, cuando durante más de un mes la capital francesa se convirtió en un auténtico campo de batalla como consecuencia de las reivindicaciones exigidas por las minorías étnicas de Francia. Diversos medios afirmaron que el detonante del inicio de estos disturbios fue la muerte de dos adolescentes pertenecientes a una de estas minorías que murieron al ser electrocutados por un transformador mientras huían de la policía. La gran mayoría de los medios de comunicación de este país afirman que éste fue el desencadenante de una oleada de revueltas protagonizadas por las distintas etnias establecidas en Francia. Este fenómeno se extendió de forma vertiginosa no solo por otras ciudades del país, sino que alcanzó zonas de Bélgica, Alemania o Dinamarca, entre otras.

Desde que estos sucesos se produjeron, hace ahora un lustro, ha habido una cierta “calma” con algún que otro sobresalto pero sin incidentes destacables, aunque la tensión se seguía mascando en el ambiente, especialmente en los suburbios de la Ciudad de la Luz. Los enfrentamientos, que nunca han dejado de existir con mayor o menor intensidad, volvieron a salir a relucir hace apenas unos meses, cuando el presidente de la República francesa, Nicolas Sarkozy, anunció que se iban a poner en marcha acciones legales para expulsar a los gitanos de origen rumano residentes en Francia que no tengan la documentación legal precisa para ello. Las respuestas no se hicieron esperar. La oposición francesa, encabezada por el Partido Socialista, tacharon la decisión del presidente de xenófoba, las críticas llegaron incluso de la Casa Blanca. EEUU exigió a Sarkozy que “respete los derechos humanos de los gitanos rumanos”. La gran mayoría de las valoraciones fue negativa con la aplicación de esta medida, no obstante, algunos miembros del partido del gobierno, Unión para un Movimiento Popular (UMP), así como la extrema derecha francesa dirigida por Jean-Marie Le Pen, vieron con buenos ojos la iniciativa por considerarla una “posible solución al problema de la inmigración en Francia”.

Numerosas encuestas realizadas a la ciudadanía francesa aseguran que la población gala cree que este modelo de integración de las personas extranjeras pero negando la existencia de etnias o tribus e incluso persiguiéndolas, ha fracasado estrepitosamente. Es ya evidente que los países que tradicionalmente han sido ejemplares en su tolerancia a las minorías extranjeras, están empezando a adoptar algunas propuestas de carácter un tanto xenófobo y racista. Muchos ciudadanos, no únicamente franceses, sino también europeos, se alarmaron cuando en la celebración de las pasadas elecciones al Parlamento Europeo de 2009, las fuerzas declaradas abiertamente como ultraderechistas y xenófobas crecieron de forma impactante, especialmente en los países centroeuropeos.

Volviendo de nuevo a Francia, debemos aclarar que muy probablemente esta solución dada al problema de la inmigración masiva, no haya sido la más acertada por parte del Ejecutivo. La construcción de la Unión Europea tiene como objetivo básico la creación de lazos de unión, como su propio nombre indica. Además, concretamente, Rumania es miembro de la UE desde 2007, lo que implica que sus ciudadanos se convierten en europeos de pleno derecho a todos los efectos, exactamente igual que los franceses, alemanes, españoles o italianos. No es baladí que tengamos en cuenta esto último, por tanto, no hay ni debe haber ciudadanos europeos de primera y de segunda.

Como conclusión, y desde un punto de vista personal, creo que es importante añadir que el impulsar un modelo de nacionalismo basado en la cultura, las costumbres, la lengua, etc. de carácter integrador puede ser positivo en determinados casos, sin embargo, la exaltación de lo propio frente a lo ajeno, el menosprecio o incluso el odio a lo extranjero, la exclusión del diferente o la promoción a ultranza de la unidad territorial, lo único que hacen es fomentar las diferencias entre las personas que están destinadas a cohabitar en un mismo lugar. El entendimiento entre distintos, el respeto mutuo, la multiculturalidad y la puesta en marcha de políticas de promoción de todas las tradiciones, lenguas y culturas, son valores muy acertados para estar preparados ante una realidad que suscita críticas positivas y también negativas, pero que es evidente que se trata de un hecho imparable: la globalización del planeta.

jueves, 27 de enero de 2011

El monumento a la memoria


La instalación del memorial de las víctimas del franquismo durante y después de la Guerra Civil española en el cementerio de Torrero ha sido aplaudida por amplios sectores sociales y políticos. Un total de 3.543 víctimas del conflicto bélico iniciado en 1936, son recordadas en unas placas de metal que recogen sus nombres grabados, la edad a la que fueron asesinados, así como la fecha de sus ejecuciones por parte de los militares sublevados. La construcción del monumento ha contado con el apoyo de todos los grupos políticos del consistorio zaragozano.


24/01/2011 Guillermo Esteban

Los efectos de la aprobación de la Ley de Memoria Histórica ya han tenido su presentación en Zaragoza. El 25 octubre del año 2009, en un pleno histórico del Ayuntamiento de Zaragoza, se acordaba por unanimidad de todos los partidos con representación la construcción de un memorial para honrar la memoria de las víctimas asesinadas por el régimen franquista, desde el estallido de la guerra en 1936 hasta 1946. Diez años en los que España, y concretamente Aragón, sufrió una de las peores etapas de su historia.

La iniciativa de esta construcción tiene su origen en la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aragón (ARMHA), la cual acudió al grupo CHA en el ayuntamiento de la capital para que los nacionalistas registraran dicha petición.

Enrique Gómez, presidente de ARMHA, comenta que eligieron a CHA porque “siempre hemos encontrado mucho apoyo en este partido”, mientras que otras fuerzas ya tienen “su propia ramificación interna para tratar, de forma específica, el tema de la memoria histórica” – en referencia a IU. También aclara que “varios miembros de la directiva de esta asociación militan en CHA”.

El hecho de que la construcción del monumento haya contado con el respaldo de todas las fuerzas políticas, no deja de ser inusual si atendemos a la división política surgida como consecuencia de la aprobación de la Ley de Memoria Histórica. A este respecto, Gómez afirma que “el PP es una continuación del régimen de Franco”, si bien asegura que dentro de los populares “existen grupúsculos que no les importa reconocer el daño que hizo Franco” Según el presidente de ARMHA, desde esta asociación no se busca la confrontación, sino que “nos parecía injusto que ciudadanos que habían sido sacados de la cama por la noche y al día siguiente les fusilaran” no tuvieran un reconocimiento institucional.

El monolito rinde homenaje a todos los que perdieron la vida por defender la República en Zaragoza. Entre las víctimas a la que conmemora se encuentran socialistas, comunistas, nacionalistas, republicanos, etc.; sin embargo, son los anarquistas los que predominan, pues conviene recordar que durante la década de 1930 el sindicato mayoritario en Aragón era la CNT.

El acto de inauguración del monumento, en noviembre del pasado año, contó con la presencia de reconocidas personalidades como el cantautor catalán Joan Manuel Serrat, cuya madre nació en Belchite, el presidente de Aragón Marcelino Iglesias, así como los familiares de las víctimas homenajeadas. A este respecto, Enrique Gómez asegura que el evento fue “absolutamente capitalizado por el Partido Socialista”, no obstante, “tuvo su contrapartida” ya que ayudó a la promoción y a la cobertura mediática del acontecimiento.

Para que esta obra se haya materializado ha sido imprescindible la colaboración de Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza y uno de los elegidos por diversas asociaciones relacionadas con la memoria de las víctimas del franquismo para que colaborase con la investigación y la identificación de los fusilados en la capital aragonesa.

En el centro del monolito se encuentra una escultura cuadrada de color rojo diseñada por Miguel Ángel Arrudi, con una inscripción de Luis Cernuda que reza: “Recuérdalo tú y recuérdalo a otros”. Esta escultura está rodeada por unas placas de metal que conforman una serie de pasillos alrededor de la misma y que albergan los datos personales y la fecha en la que fueron asesinadas las 3.543 personas, si bien algunas de ellas, al no conocerse ningún dato personal, únicamente se indica su sexo. La edificación general del monumento fue diseñada por el arquitecto Fernando Bayo. Muchas de estas placas conmemorativas están decoradas con flores, banderas republicanas, mensajes y reliquias personales.